Desaprender tus manías, recordar que la anarquía es igual a restar tus exigencias a mi vida y multiplicar con mi entusiasmo cada ilusión que guardo en el primer cajón de mi mesilla.
Desenredar el nudo que se encaja en la boca de mi estómago; cuando la de mi cara, ésa que besa, no encuentra alivio en tus labios.
Destrozar la rutina contra mis ganas; reventando en trocitos de ilusiones nuevas, que se esparcen en el aire... y las respiro.
Abandonar la asfixia en la que entro al golpearme con tu apatía, ésta que hace irrespirable tu mundo y el mío, si estoy contigo.
Desempolvar los silencios dolorosos y dejarme disfrutar de aquellos que conectan conmigo, los que me ayudan a organizar la maraña de pensamientos que, entre tanto ruido, no escucho.
Poder escuchar el mar... sin más ronroneo.
Encontrarme frente a la mujer que soy, sin juicio ajeno.
Redescubrirme, pues me conozco muy bien y sé que dejé de observarme.
Desatarme de mis miedos, liberarme de todo el dolor que anticipo y sin embargo... no existe.
Reescribir mi propia historia, releer mis recuerdos, reconstruirme con todo lo que soy... dejando atrás ... lo que no es mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario