lunes, 18 de julio de 2016

Mi sillón

Nuevos pensamientos desbordados...
Yo tengo un sillón que me abraza... 

Ha abrazado desde siempre, ha sido mi refugio en los días malos y mi descanso en los que llegaba agotada. Ha sido el sostén de las emociones de toda mi familia y se mantiene intacto.

Él es capaz de unir mis pedacitos en los días en los que me divido y dudo... aquellos días en los que llegaban a él a ratos mis emociones, se sentaban una a una a esperar la llegada de mi cuerpo. Cuando ya estábamos todos, sentía el calor que fundía el miedo con la valentía... mi inseguridad con mis certezas... las dudas con las ganas... lágrimas con sonrisas, con carcajadas al tomar conciencia de lo absurdo de mis temores. 

Así, encontraba el equilibrio.

Tengo un sillón que me abraza y me besa... ordena los pensamientos más caóticos y te mece hasta sumirte en un placentero estado de ensoñación, ese desde el que puedo darme cuenta de qué cosas debo modificar en vigilia.

¿Que por qué mi sillón es mágico?

Porque cuando llegó a él me quito las gafas que me han acompañado durante todo el día, esas con manchas de estrés, salpicaduras de desconcierto y lo veo todo más claro... porque me descalzo antes de recostarme en él y así dejan de apretarme los prejuicios y las percepciones ajenas... porque cuando me siento al final del dia, soy sólo yo, tras una fresca ducha que me deja lista para enfrentarme a mí misma.

Yo tengo un sillón, tú puedes tener lo que desees.

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